De un internado supuestamente moderno a los paradisíacos bosques de Florida, de Nueva York a Copenhague, las memorias de Frank Conroy transitan entre trabajos peculiares, amistades perdidas, sorprendentes aficiones y amores primerizos. La temprana muerte de su padre acelera el fin de la infancia de Frank, que se hará adolescente en un hogar en el que la precariedad, el desarraigo y el desorden son la norma. Frente a esa dura situación, Stop-Time se erige en un canto a la amistad y a la libertad, los dos principales apoyos con los que el joven Conroy se enfrentará al devenir de los acontecimientos y logrará salir adelante.
Lo que podría haber sido un libro violento, vengativo, se convierte gracias a la pericia de su autor en una triunfal celebración de la juventud, en una autobiografía que se lee como una novela y cuya principal virtud, como afirma su prologuista, es su claridad encandiladora. Reconocida desde su publicación en 1967 como una obra maestra del género autobiográfico, la fama e influencia de Stop-Time no ha dejado de agrandarse desde entonces.