Milán, verano de 1981, estamos en la época más dura de los años de plomo. Giacomo Colnaghi es un fiscal que investiga el asesinato de un político democristiano a manos de un grupo terrorista de izquierda. De origen humilde –es hijo de un partisano muerto durante la guerra–, está convencido de que su exitosa carrera es la prueba de que la italiana es una sociedad abierta y justa. Casado y con hijos, hombre de pocos aunque buenos amigos, lleva una vida tranquila y solitaria.
Mientras la investigación criminal sigue su curso, Giacomo tratará de comprender también las razones más profundas de la violencia que está señoreando el país. A medida que se estrecha el cerco sobre los culpables aumenta en él la necesidad de analizar al otro, al asesino, de poder reconciliar la justicia que tiene que administrar con la piedad que siente. Las revelaciones del caso avanzan paralelas a la historia de su padre, quien, como Colnaghi, trató también de buscar la verdad.
La cuarta novela de Giorgio Fontana, galardonada con el premio Campiello 2014, nos habla con profunda humanidad sobre la justicia y sus límites y sobre la evolución de Italia y su gente tras la segunda guerra mundial.