Cansada de someterse a la voluntad de sus padres, Lexie Sinclair decide
abandonar la casa familiar en el campo e instalarse en Londres. Allí conoce
a Innes Kent, el editor de una revista de arte que la introducirá en los ambientes bohemios del Soho de mediados de los años cincuenta, y empezará una vida completamente distinta a la que estaba prevista para ella.
Años más tarde, en el Londres actual, la maternidad ha trastocado la vida
de Elina: un día se olvida de los zapatos al salir de casa y al otro es incapaz de recordar el día del parto. Mientras, Ted, el padre de su hijo, se va encerrando en sí mismo y empieza a recordar episodios de su infancia que
había olvidado.
Con su habitual pericia narrativa, Maggie O’Farrell entrelaza la vida de
dos mujeres separadas por varias décadas: el arte, el amor, la traición, los
secretos y la maternidad establecen extraños paralelismos entre ellas.
Galardonada con el premio de novela Costa, La primera mano que sostuvo
la mía confirmó a su autora como una de las más prometedoras narradoras
británicas.