Durante la segunda guerra mundial, Augusto Assía, corresponsal de
La Vanguardia, era el único periodista español que informaba a sus compatriotas desde Londres. Una vez terminada la guerra recogió algunas de esas crónicas en dos libros. El primer volumen, que apareció en 1946 e incluía
textos publicados durante la primera parte de la guerra, la denominada
«guerra defensiva», llevaba por título Cuando yunque, yunque. El segundo
volumen, Cuando martillo, martillo, recoge las crónicas publicadas a partir de julio de 1943, durante la segunda fase de la guerra, la «guerra ofensiva».
Las crónicas escogidas no incluían solo artículos de corte bélico, porque
en palabras de su autor: «El criterio seguido en la selección es el de alternar
los temas de la guerra con los civiles, la resistencia con la lucha, la vida y
la muerte». Así, las crónicas lo mismo nos dan noticia de cómo funciona la
corona británica que de la retirada de los soldados ingleses de Dunquerque
o del sistema escolar vigente en el Reino Unido.
El libro es, por tanto, no solo una crónica de la guerra vista por un español,
sino también un auténtico retrato moral del único país de Europa
occidental que no se dejó doblegar por Hitler.